¿Cómo mejorar el ahorro energético en la vida cotidiana? calefacción, transporte y electricidad
La preocupación por el ahorro de energía se inició a partir de la crisis energética de 1973. que causó una subida del precio del petróleo e hizo que los gobiernos comenzaran a asumir las desventajas del uso irracional de este recurso no renovable.
En 1987, Naciones Unidas animaba a los gobiernos a emprender políticas de ahorro de energía y programas de investigación de fuentes de energía renovables, como medio para hacer compatibles el desarrollo económico y la protección del medio ambiente.
Los países industrializados comenzaron diferentes programas de ahorro energético, como campañas informativas, subvenciones a los transportes públicos, promoción del gas natural, o la creación de un impuesto, denominado tasa de aplicación ecológica, que se añade al precio de la energía. El dinero que se recauda con él se destina a solucionar los impactos ambientales que produce el consumo energético.
El ahorro energético en la vida cotidiana
El ahorro de energía requiere necesariamente la colaboración ciudadana. Hay una serie de medidas y normas de conducta razonables y sencillas que nos permiten disminuir el consumo sin renunciar a nuestro nivel de confort. Algunas de las principales son las siguientes:
Para ahorrar en calefacción
- Aislar bien las paredes, techos, ventanas o tuberías en las viviendas,.
- Regular el termostato a menos de 20 °C para no sobrecalentar la casa.
- Equilibrar los sistemas de calefacción central, ya que se calientan más los pisos bajos que los altos.
- Limpiar cada año las calderas para eliminar los restos de cenizas y mejorar así la combustión y el rendimiento, y emplear combustibles baratos y poco contaminantes, como el gas natural.
Para ahorrar en el transporte
- Utilizar los transportes públicos o compartir el transporte privado. Invitar el coche en horas punta. Al viajar en coche, no superar los 90 km/h, ya que, a velocidades altas, aumentan el consumo de combustible, la contaminación y el riesgo de accidentes.
- Mantener el motor “a punto” para que consuma y contamine menos.
Para ahorrar electricidad
- No usar la electricidad para la calefacción ni para cocinar.
- Apagar las luces y otros electrodomésticos cuando no se están usando.
- Utilizar bombillas de bajo consumo.
- Usar los electrodomésticos en condiciones óptimas de rendimiento.
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