Las hormonas de los invertebrados
En muchos grupos de invertebrados se han identificado células endocrinas y especialmente células neurosecretoras o neurohormonas, que regulan procesos como los de regeneración corporal de cnidarios y platelmintos; la muda, la metamorfosis y el comportamiento reproductor de los insectos, y los cambios de coloración de los cefalópodos y crustáceos.
Hormonas en invertebrados
» Los platelmintos poseen neurohormonas que liberan hormonas que controlan los procesos de control y desarrollo.
» En los anélidos se han encontrado neurohormonas que secretan hormonas o neurosecreciones relacionadas con la reproducción y la regeneración. Están localizadas en los ganglios cerebroides que constituyen el cerebro de oligoquetos y poliquetos.
» Los moluscos cefalópodos tienen glándulas ópticas, controladas por el sistema nervioso a través de un nervio óptico, que segregan gonadotropinas, hormonas que regulan el desarrollo de las gónadas y estimulan el crecimiento corporal.
» Los insectos poseen órganos neurosecretores y endocrinos responsables de los cambios que se producen durante la metamorfosis de larva a pupa y, desde esta, a imago o adulto. En este proceso intervienen tres hormonas: la hormona cerebral, la hormona de la muda y la hormona juvenil.
> La hormona de la muda o ecdisona se forma en las glándulas protorácicas, desde donde se difunde a los tejidos blanco para estimular la muda y favorecer el desarrollo de las estructuras del adulto.
> La hormona juvenil se produce en los cuerpos alados, conserva las estructuras propias de las formas juveniles y frena el paso a la forma adulta antes de tiempo.
Cuando las larvas alcanzan un determinado tamaño, periódicamente se libera la hormona cerebral a la sangre para así estimular que las glándulas protorácicas liberen la hormona de la muda. La ecdisona desencadena una serie de cambios que conducen a la muda y favorecen el crecimiento y el desarrollo de las estructuras propias del adulto.
Después de recibir el estímulo de la hormona cerebral, los cuerpos alados liberan la hormona juvenil, que frena la acción de la hormona de la muda y tiene como misión conservar al insecto en fase larvaria durante las mudas.
Durante sucesivas mudas se segregan las hormonas de la muda y la juvenil. El paso de larva a pupa se produce cuando el equilibrio entre ambas hormonas se rompe y predomina la hormona de la muda.
El paso de pupa a ¡mago o adulto se produce cuando solo se segrega la hormona de la muda.
» Los crustáceos, durante el proceso de la muda, se liberan de su antiguo caparazón y adquieren uno nuevo. La muda está regulada por la concentración de dos hormonas, la inhibidora de la muda y la de la muda: una disminución en los niveles de la hormona inhibidora de la muda hace que aumenten los niveles de la hormona de la muda y se lleve a cabo la muda.
Los cambios de coloración de los crustáceos dependen de movimientos regulados hormonalmente por los granulos de pigmentos situados en el interior de unas células grandes y ramificadas, los cromatóforos. Una neurohormona, la cromatoforotropina, produce la coloración del animal al provocar la dispersión de los granulos de pigmento por todo el cromatóforo, mientras que la disminución de la hormona produce el fenómeno contrario al inducir la concentración de los gránulos de pigmento en el centro de la célula.
» En los anélidos se han encontrado neurohormonas que secretan hormonas o neurosecreciones relacionadas con la reproducción y la regeneración. Están localizadas en los ganglios cerebroides que constituyen el cerebro de oligoquetos y poliquetos.
» Los moluscos cefalópodos tienen glándulas ópticas, controladas por el sistema nervioso a través de un nervio óptico, que segregan gonadotropinas, hormonas que regulan el desarrollo de las gónadas y estimulan el crecimiento corporal.
» Los insectos poseen órganos neurosecretores y endocrinos responsables de los cambios que se producen durante la metamorfosis de larva a pupa y, desde esta, a imago o adulto. En este proceso intervienen tres hormonas: la hormona cerebral, la hormona de la muda y la hormona juvenil.
Neurohormonas en invertebrados
> La hormona cerebral es una neurohormona secretada en los ganglios cerebroides que es transportada hasta un par de estructuras pegadas al cerebro, los cuerpos cardiacos, donde se almacena y se difunde hacia la glándula protorácica. Esta hormona estimula la glándula protorácica para que libere la hormona de la muda.> La hormona de la muda o ecdisona se forma en las glándulas protorácicas, desde donde se difunde a los tejidos blanco para estimular la muda y favorecer el desarrollo de las estructuras del adulto.
> La hormona juvenil se produce en los cuerpos alados, conserva las estructuras propias de las formas juveniles y frena el paso a la forma adulta antes de tiempo.
Cuando las larvas alcanzan un determinado tamaño, periódicamente se libera la hormona cerebral a la sangre para así estimular que las glándulas protorácicas liberen la hormona de la muda. La ecdisona desencadena una serie de cambios que conducen a la muda y favorecen el crecimiento y el desarrollo de las estructuras propias del adulto.
Después de recibir el estímulo de la hormona cerebral, los cuerpos alados liberan la hormona juvenil, que frena la acción de la hormona de la muda y tiene como misión conservar al insecto en fase larvaria durante las mudas.
Durante sucesivas mudas se segregan las hormonas de la muda y la juvenil. El paso de larva a pupa se produce cuando el equilibrio entre ambas hormonas se rompe y predomina la hormona de la muda.
El paso de pupa a ¡mago o adulto se produce cuando solo se segrega la hormona de la muda.
» Los crustáceos, durante el proceso de la muda, se liberan de su antiguo caparazón y adquieren uno nuevo. La muda está regulada por la concentración de dos hormonas, la inhibidora de la muda y la de la muda: una disminución en los niveles de la hormona inhibidora de la muda hace que aumenten los niveles de la hormona de la muda y se lleve a cabo la muda.
Los cambios de coloración de los crustáceos dependen de movimientos regulados hormonalmente por los granulos de pigmentos situados en el interior de unas células grandes y ramificadas, los cromatóforos. Una neurohormona, la cromatoforotropina, produce la coloración del animal al provocar la dispersión de los granulos de pigmento por todo el cromatóforo, mientras que la disminución de la hormona produce el fenómeno contrario al inducir la concentración de los gránulos de pigmento en el centro de la célula.