Procesos en la zona litoral
La energía que actúa en el medio costero procede esencialmente de las olas y de las mareas. La mayor parte de las olas que se forman en el mar se producen por la acción del viento. Por eso las olas transportan la energía del viento a la costa.
Los impactos del oleaje sobre los acantilados ejercen una acción mecánica a la que se unen los efectos mecánicos ocasionados por el aire comprimido en las grietas del roquedo, y los fragmentos de rocas que son movilizadas por las olas. El agua que salpica las rocas se puede evaporar y dejar en depósito cristales de sal que contribuyen a la meteorización. Las mareas desplazan en la vertical la acción del oleaje.
Las formas de erosión más representativas son los acantilados y las plataformas de abrasión. Las rasas costeras son antiguas plataformas de abrasión emergidas.
Las olas que se aproximan oblicuamente experimentan una refracción y cambian su velocidad y su dirección. La energía de las olas se concentra en los salientes costeros, y se reparte y se debilita a lo largo de las bahías.
El principal factor que regula las formas de acumulación costeras es el balance entre el material existente en el litoral y la capacidad de las corrientes para transportarlo. Las playas se forman y crecen a causa de la capacidad de transporte de las olas.
