Acabado de los metales - Pulido
El pulido y el amolado de los metales constituyen a menudo una parte integral de la operación de acabado.
En muchos casos la superficie maquinaria o el acabado de las planchas metálicas tal como llegan de los laminadores permiten la inmediata aplicación de recubrimientos electrolíticos o de acabados de tipo orgánicos, pero para los acabados con fines decorativos, tales como el cromado brillante, y en. muchas clases de trabajo que requieren un buen acabado, es necesario cierto grado de pulimento. Hay ciertos datos que indican que una superficie metálica pulida puede ser más resistente a la corrosión cuando se le aplica posteriormente un recubrimiento electrolítico que si no se pulen.
Hablando en sentido amplio, los métodos de pulidos son:
1. Bruñido
Que es la operación de alisar las superficies metálicas aplastando las irregularidades con ayuda de la presión.
La operación se lleva a cabo mediante una herramienta dura, generalmente de acero o a veces de piedra dura como el ágata o la hematites. Se aplica a metales blandos, principalmente al latón.
2. Pulido con abrasivos
Usando ruedas flexibles, correas, discos, etc.
Cuando se requiere un buen acabado es necesario pulir los artículos mediante un abrasivo apropiado. Si el metal es muy basto y debe quitarse un exceso importante de metal, es precisa una operación preliminar de amolado. Son típicos entre los abrasivos para muelas: el esmeril que puede aglomerarse en forma de ruedas, la alumina artificial y el carborundo que es un abrasivo muy duro que se obtiene fundiendo carbón y sílice.
Están a la disposición de la industria gran variedad de composiciones para pulir que consiste en abrasivos mezclados con una base grasa, que funde cuando la composición, en forma de barra se sostiene contra el disco en rotación.
El pulido de metales es, en muchos aspectos, todavía un arte, y es difícil basarlo en reglas generales. Para cada trabajo debe seleccionarse una muela apropiada con su correcta flexibilidad y debe tenerse cuidado en el manejo del artículo.
Los distintos grados de pulidos se denominan desbastado, engrase, afinados, etc., dependiendo del ciclo de operaciones usado.
3. Pulido al bombo
El pulido al bombo proporciona un método muy barato de afinado de los objetos metálicos. Los componentes cuidadosamente maquinados y los roscados exteriormente no son apropiados para este tipo de pulido.
Este pulido se efectúa generalmente en dos etapas, en la primera etapa los objetos son restregados para eliminar rugosidades, protuberancias o el herrín, después de lo cual se les da el pulido final en un segundo bombo.
Para el desbastado, los objetos se colocan dentro del bombo con materiales tales como fragmentos de piezas de forma apropiada (finales de tubo, láminas, anillos, etc.), bolas de acero y un abrasivo. Para el pulido final se emplean abrasivos menos enérgicos.
4. Pulido electrolítico
Cuando se pulen mecánicamente los metales se produce una delgada capa superficial de material amorfo que ha perdido su estructura cristalina. Esta capa superficial es originada por las presiones locales elevadas y las altas temperaturas producidas durante las operaciones mecánicas del pulido, en cambio mediante el pulido electrolítico es posible obtener un elevado grado de pulimentación, y la superficie pulida electrolíticamente suele estar libre de tensiones o esfuerzos.
Esta técnica ofrece la posibilidad de obtener una variedad de acabados de superficies que va desde el pulido completamente brillante al satinado o a un acabado mate. Debido a la buena penetración de las soluciones, es también posible pulir en las concavidades y profundidades, que no son accesibles normalmente a las muelas de pulir. Por contra el aspecto final no tiene la calidad de bruñido de las piezas pulidas mecánicamente, la instalación consume gran cantidad de energía eléctrica, y, por lo general las soluciones son altamente corrosivas para los tanques y equipos.
El pulido químico es una derivación del pulido electrolítico, en este procedimiento no se aplica la comente eléctrica, los artículos son sumergidos en ácidos tales como el fosfórico, el nítrico y el acético.