Temple - Tratamientos termicos de los metales
Debiendo el temple impedir las transformaciones que conducen a la constitución estable a baja temperatura, el temple requerirá, como el recocido, un calentamiento previo por encima del punto crítico del metal, pero próximo a él y permaneciendo a esta temperatura el tiempo preciso para alcanzar totalmente la constitución estable a alta temperatura, seguido después de un enfriamiento tan rápido que impida totalmente la transformación al enfriamiento reteniendo así totalmente y a la temperatura ambiente la estructura estable a altas temperaturas.
Este enfriamiento, denominado crítico, se suele provocar, sumergiendo la pieza caliente en un baño refrigerante de agua, petróleo, aceite, sales o plomo fundido, y aún en una corriente de aire.
La naturaleza del baño depende de la velocidad de enfriamiento crítico requerida para alcanzar el temple. Cuando mayor sea esta velocidad crítica, más difícil es el temple y mayor la energía necesaria del baño. El orden en que se han reseñado corresponde a energías decrecientes.
Diámetro crítico y templabilidad
Si. como hemos dicho, el temple requiere una velocidad crítica de enfriamiento para impedir totalmente la transformación que normalmente y con un lento enfriamiento debería operarse en el metal, para que una pieza temple totalmente será preciso que toda ella se enfríe con velocidad no inferior a la critica. Ahora bien, como su enfriamiento se verifica por inmersión en un baño refrigerante, dicho enfriamiento será siempre más rápido en la superficie que en el interior, el baño deberá, pues, elegirse en forma que aun los puntos más alejados de la superficie y, por tanto, de más lento enfriamiento se enfríen a la velocidad crítica. Se comprende que aun con el baño más activo, si la pieza es de gran volumen, habrá puntos cuya velocidad de enfriamiento no alcanzará el valor crítico y, por consiguiente, no templarán.
El mayor diámetro critico para tal baño y su valor constituye una manifestación de la capacidad de temple o templabilidad del metal.
La templabilidad depende fundamentalmente de la naturaleza del metal o composición de la aleación, y claro está que permitirá un diámetro crítico, tanto mayor cuanto más activo sea el baño de temple que se considere.
Esta actividad, sin embargo, no puede elevarse siempre al máximo, pues un baño demasiado enérgico puede producir grietas y deformaciones en el metal que inutilicen la pieza al templar. Por ello, hemos de considerar que existe una limitación en el tamaño de las piezas de un metal que pueden ser templadas que dependerá de la naturaleza del metal o aleación, por su templabilidad, y de la actividad del baño que puede utilizarse, por su propensión al agrietamiento.