Acabados de los metales - Formación de nuevas superficies por inmersión
Uno de los procesos industriales más antiguos y conocidos de protección de las superficies de los metales y aleaciones es el de inmersión en caliente, el cual consiste en introducir la pieza que va a ser protegida en un baño fundido del metal protector durante un tiempo determinado y que suele ser corto. Los metales protectores tienen determinadas propiedades físicas diferentes de la aleación sobre la que se deposita, y. en general, la formación de estas nuevas superficies tiene por finalidad la protección de la pieza contra la corrosión.
Los metales empleados en el proceso de protección por inmersión deben de reunir ciertas características. Han de tener puntos de fusión relativamente bajos, con el fin de que su manejo no presente dificultades. Su precio no debe ser elevado, y han de obtenerse con una pureza determinada. Además, es necesario que el metal protector sea capaz de alearse, por lo menos en cierto grado, con la aleación base. En los casos en que esto no ocurra, por ejemplo, acero y plomo, es conveniente proporcionar al acero una primera capa de otro metal, o añadir al plomo un metal que se alee con la aleación base.
Los metales que más corrientemente se emplean para la protección de piezas, utilizando este procedimiento, son el cinc (galvanizado), estaño, aluminio y plomo.