Acabados de los metales - Endurecimiento superficial por acritud


El aumento de resistencia a la deformación y, por tanto, de dureza que experimentan los metales cuando se les somete a una deformación plástica, que constituye el fenómeno de acritud, se utiliza como fundamento de este tratamiento. Así, cuando deformamos un metal por un proceso en el que sufre una fuerte fricción, como en el estirado en una hilera, aunque todo el metal adquiere acritud, ésta es mucho mayor en la superficie que en el interior y se obtiene así un endurecimiento superficial considerable, aunque también se endurece el núcleo.

Pero este mismo efecto podemos lograrlo mediante una deformación localizada solamente en la superficie, si sometemos a ésta a un golpeteo suficientemente enérgico para provocar deformación plástica en el metal, pero sin que lo sea demasiado para lograr que la deformación afecte solamente a una película superficial que será la única endurecida.

Tal es el caso del proceso conocido con el nombre de bombardeo con perdigones (Shot peening), el cual consiste en golpear las superficies metálicas con bolas de acero o fundición de pequeñas dimensiones, las cuales son lanzadas sobre las piezas por una fuerte presión de aire o por una máquina centrífuga.

El bombardeo con perdigones produce esfuerzos de compresión en las superficies de las piezas metálicas e incrementa la resistencia a la fatiga y la resistencia a la corrosión sometida a tensiones.

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