Hormonas vegetales Auxinas
En el ciclo de vida de una planta se produce una serie de cambios progresivos estructurales y funcionales como resultado de la interacción compleja entre factores internos, como los genes y las hormonas, y factores externos, como la luz, el agua, la temperatura, los nutrientes y el suelo.
La adaptación de las plantas al medio terrestre las obliga a permanecer sujetas al suelo por medio de las raíces. La imposibilidad de desplazarse a un entorno más adecuado hace que los factores ambientales tengan una gran influencia en su ciclo de vida. Sin embargo, si el desarrollo de la planta estuviera controlado únicamente por los factores ambientales, como la luz y la temperatura, diversas partes de la planta sometidas a influencias distintas reaccionarían de diferente manera, provocando un desarrollo anárquico. Gracias a la acción de las hormonas, el crecimiento generalmente es equilibrado y coordinado en todas sus partes.
Las hormonas son sustancias mensajeras de composición química variada, que en bajas concentraciones contribuyen a regular y coordinar las funciones vitales de las plantas.
En cada etapa de su ciclo de vida, una planta segrega una serie de hormonas diferentes que interactúan entre sí para dirigir su crecimiento. Las hormonas vegetales o fitohormonas se sintetizan en células meristemáticas o embrionarias de una parte de la planta; en ella pueden actuar o bien ser transportadas mediante el xilema o el floema a otra parte de la planta, donde ejercen una o más acciones específicas. Algunas, como las auxinas, se transportan de una célula a otra sin necesidad de tejidos vasculares.
A diferencia de los animales, que segregan cada hormona en una parte determinada del cuerpo, las fitohormonas se producen en muchas células de la planta y no en zonas específicas de la misma. Cada fitohormona realiza varias acciones reguladoras que afectan a varios aspectos distintos del desarrollo de la planta.
En última instancia, son los genes quienes dirigen el desarrollo de la planta y su metabolismo. Sin los genes apropiados, no se desarrollaría la ovocélula fecundada, ni se formarían flores, ramas, ni tampoco un determinado tipo de raíz. El genoma determina los límites dentro de los que se desarrollaran la planta y sus partes. El genoma de la planta codifica enzimas que catalizan las reacciones bioquímicas de su desarrollo, participa en la síntesis de proteínas y en el metabolismo energético.
Los factores ambientales y las hormonas, junto con otros factores, controlan la expresión de los genes de las células provocando que unos genes sean activados, mientras que otros sean desactivados.
El uso que hace una célula de su información genética es un proceso que se inicia con la transcripción del ADN y acaba en la síntesis de las proteínas. La transcripción y la maduración del pre-ARNm pueden ser detenidas por las hormonas; de esta forma controlan la acción de los genes.
